Entre la abultada cantidad de títulos que ofrece tanto en alquiler como a la venta la distribuidora A Contracorriente films, este mes de mayo nos hacemos eco de los dos más significativos, ambos clásicos del cine japonés: «Los siete samuráis» y «Cuentos de Tokio».
Los siete samuráis (Akira Kurosawa, 1954). Drama de acción. Relanzamiento de una versión con máster restaurado y nuevo transfer digital en alta definición. Posiblemente uno de los mejores dramas de toda la historia del cine nipón. Sobre la base de una trama aparentemente simple, a saber, la defensa de una aldea por parte de sus habitantes y un grupo de samuráis frente a una banda de forajidos, el director construye una brillante obra épica de gran acción, emotividad y salpicada a su vez por momentos de humor e ironía. Con este filme Kurosawa abrió la brecha por la que después se colarían otros directores a uno y otro lado del muro cultural que separaba Oriente y Occidente, pero, sobre todo, trajo a los cineastas occidentales una gran diversidad de ideas y de temas ya implícitos en su cine, que fueron aprovechados por el fagocitador entramado industrial de Hollywood. Los siete samuráis fue la primera película en la que Kurosawa rodó escenas con tres cámaras para rentabilizar las arduas escenas de acción –también las más íntimas– y así no correr el riesgo de perder ningún plano interesante.