El griego de Toledo
Museo de Santa Cruz - Toledo
Hasta el 14 de junio
Recorriendo los distintos lugares donde trabajó El Greco, podemos seguir sus pasos y admirar la obra del cretense que todavía hoy sigue fascinándonos con su pintura. Este año celebramos el IV centenario de su muerte y Toledo es el centro de la conmemoración. Entre las muchas actividades dedicadas al pintor, destaca la exposición «El griego de Toledo. Pintor de lo visible y lo invisible», en el Museo de Santa Cruz, que se completa con los cinco «Espacios Greco»: la sacristía de la Catedral, la Iglesia de Santo Tomé, la Capilla de San José, el Convento de Santo Domingo el Antiguo y el Hospital Tavera; además del Santuario de la Caridad, en Illescas. Hoy se conocen más de 500 documentos, además de unas 20.000 palabras escritas por El Greco en los márgenes de sus libros y en cartas. Tenía una personalidad muy fuerte y aunque de algún modo se adaptó a la tradición española, nunca habló bien el castellano y firmó siempre sus obras en griego. En lo artístico, impuso un lenguaje único en su manera de pintar. Doménikos Theotokópoulos nació en 1541 en Candía, Creta. Se formó como pintor en la tradición de los iconos bizantinos y a la vez fue asimilando, a través de los grabados italianos, algunas fórmulas del Renacimiento italiano. Siguió su formación en Venecia en 1566 y allí inició la transformación de su pintura, experimentando con la perspectiva, los fondos arquitectónicos y el color que aprendió de los pintores venecianos.