La concesión de 7 Oscars a la película Gravity ha puesto de actualidad un tema que, desde hace años, preocupa a las agencias espaciales del planeta: la basura espacial.
La concesión de 7 Oscars a la película Gravity ha puesto de actualidad un tema que, desde hace años, preocupa a las agencias espaciales del planeta: la basura espacial. Pero ¿qué es la basura espacial?, ¿cómo se ha formado?, ¿cuáles pueden ser sus consecuencias? En 1957 el hombre pone en órbita el primer satélite alrededor de la Tierra. Desde entonces, en 57 años de actividad espacial se han realizado más de 4.900 lanzamientos y se han situado en órbita unos 6.600 satélites artificiales, que se usan en multitud de áreas y disciplinas; baste recordar los sistemas de navegación GPS utilizados por los conductores. Telecomunicaciones, meteorología, observación de la Tierra y muchas otras áreas científicas y comerciales no serían viables sin los satélites artificiales. Sin embargo, en estos 57 años se han acumulado en la órbita espacial 6.300 toneladas de material: satélites fuera de uso, pedazos de satélites rotos, piezas de cohetes, desechos humanos, tuercas, tornillos u otros objetos, como el guante perdido por Edward White en su histórico paseo espacial de 1965. Éstos viajan alrededor de la Tierra a velocidades entre 30.000 y 15.000 km/h, formando lo que se conoce como basura espacial. Se estima que existen unos 29.000 objetos con un tamaño superior a 10 cm, 670.000 mayor que 1 cm, y más de 170 millones de 1 mm. Estos restos, especialmente los que se mueven en órbitas entre los 240 y los 2.000 km de altura, representan un serio peligro tanto para los satélites como para los astronautas. Para evitarlos cuando se trata de objetos de cierto tamaño, se varía ligeramente la altura de la órbita de los satélites o de la Estación Espacial Internacional.