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Basura espacial

José Prieto

La concesión de 7 Oscars a la película Gravity ha puesto de actualidad un tema que, desde hace años, preocupa a las agencias espaciales del planeta: la basura espacial.
La concesión de 7 Oscars a la película Gravity ha puesto de actualidad un tema que, desde hace años, preocupa a las agencias espaciales del planeta: la basura espacial. Pero ¿qué es la basura espacial?, ¿cómo se ha formado?, ¿cuáles pueden ser sus consecuencias? En 1957 el hombre pone en órbita el primer satélite alrededor de la Tierra. Desde entonces, en 57 años de actividad espacial se han realizado más de 4.900 lanzamientos y se han situado en órbita unos 6.600 satélites artificiales, que se usan en multitud de áreas y disciplinas; baste recordar los sistemas de navegación GPS utilizados por los conductores. Telecomunicaciones, meteorología, observación de la Tierra y muchas otras áreas científicas y comerciales no serían viables sin los satélites artificiales. Sin embargo, en estos 57 años se han acumulado en la órbita espacial 6.300 toneladas de material: satélites fuera de uso, pedazos de satélites rotos, piezas de cohetes, desechos humanos, tuercas, tornillos u otros objetos, como el guante perdido por Edward White en su histórico paseo espacial de 1965. Éstos viajan alrededor de la Tierra a velocidades entre 30.000 y 15.000 km/h, formando lo que se conoce como basura espacial. Se estima que existen unos 29.000 objetos con un tamaño superior a 10 cm, 670.000 mayor que 1 cm, y más de 170 millones de 1 mm. Estos restos, especialmente los que se mueven en órbitas entre los 240 y los 2.000 km de altura, representan un serio peligro tanto para los satélites como para los astronautas. Para evitarlos cuando se trata de objetos de cierto tamaño, se varía ligeramente la altura de la órbita de los satélites o de la Estación Espacial Internacional. Sin embargo, en 2006 la colisión de un fragmento de basura espacial con un satélite dejó sin televisión algunas zonas de Rusia. Y en 2009, un satélite de comunicaciones norteamericano chocó con un satélite militar ruso. Ambos se destruyeron, pero el impacto generó más de 2.200 nuevos fragmentos de basura espacial. ¿Qué ocurriría si estos fragmentos vuelven a chocar con otros satélites produciendo a su vez nuevos fragmentos que, por efecto dominó, vuelven a destruir otros satélites generando una reacción en cadena de impactos espaciales? El volumen de basura espacial provocado por las colisiones (especialmente en órbitas bajas) haría la órbita inutilizable. Éste es el escenario que refleja la película Gravity. Muchos expertos opinan que una reacción en cadena de este tipo parece difícil que se produzca, pero con el ritmo actual de crecimiento de basura espacial, no parecería tan inverosímil dentro de algunas décadas. Aunque no como en la película, ya que ni el Telescopio Espacial, ni la Estación Espacial Internacional ni la Estación China se encuentran en la misma órbita. Y mucho menos los satélites de telecomunicación, que no resultarían afectados por encontrase mucho más lejanos. ¿Qué hacer ante esta situación? Las agencias espaciales están estudiando distintos métodos de “limpieza”. El 28 de febrero pasado, la agencia japonesa ponía en órbita un satélite que desplegará una red de pesca de 300 m de longitud. Diseñada por una empresa fabricante de redes de pesca, pretende ralentizar mediante campos magnéticos restos de basura espacial que, al perder velocidad, se precipitarían y destruirían al caer sobre la Tierra. Otros métodos de recogida y destrucción controlada están en estudio. El problema tiene dimensión mundial y existe una colaboración internacional de las distintas agencias espaciales. En este contexto, diseñadores, ingenieros, operadores espaciales y políticos comparten un punto de vista común para controlar la basura espacial y hacer fiables las actividades espaciales en el futuro.



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