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Cinco millones de historias por conocer

Agustina Nieto

¿Qué mueve a las personas a jugarse la vida para emigrar?
La muerte de al menos 15 inmigrantes el pasado 6 de febrero al intentar cruzar la frontera de Ceuta a nado nos hace plantearnos qué mueve a estas personas a jugarse la vida por llegar a España y nos hace pensar en el fenómeno de la inmigración. Estamos ante una de las «mayores tragedias» relacionadas con la inmigración, según afirmaba el portavoz de la Cruz Roja, Germinal Castillo, a la agencia Efe. No ocurría algo semejante en España desde hace 15 años. Por otro lado, Amnistía Internacional ha solicitado una investigación «independiente, efectiva y exhaustiva» después de que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reconociera que la policía disparó balas de goma para intentar impedir la entrada en Ceuta de los inmigrantes. En España, convivimos en la actualidad con casi cinco millones de inmigrantes. Cada uno de ellos esconde una historia y un motivo por el que decidieron marcharse de su país: algunos por trabajo, otros para huir de la inseguridad. Hay quien escapa de guerras o quien simplemente prefiere conocer otra sociedad y vivir la aventura de adaptarse a los cambios. Sin embargo, son muchos los que se ven obligados a emigrar no por gusto sino por necesidad. Mateo Sánchez, propietario de una finca en Murcia que da trabajo a inmigrantes marroquíes, nos cuenta que los trabajadores «cobran aquí en un día más que en una semana en su país, por lo que no les importa que estemos en crisis». Están los que creen que el fenómeno de la inmigración puede conllevar la “invasión” de nuestros puestos de trabajo o una pérdida de identidad. Sin embargo, y pese a que la cifra de inmigrantes había ido aumentando desde finales de los noventa, en los últimos años la población extranjera se ha reducido un 4% debido al efecto combinado del retorno a sus países de origen por la crisis y de la adquisición de nacionalidad española. Julieta Cedro, abogada en Convivim, un centro de orientación al inmigrante, explica que su experiencia allí le ha hecho darse cuenta de que el contacto con gente de otros países es una riqueza: «Nosotros podemos ayudarles con clases, asesoramiento legal, etc., pero ellos también ofrecen a los demás todas sus habilidades y conocimientos». En relación al conflicto en Ceuta, Julieta considera que las medidas que se están tomando tanto en las líneas transfronterizas como en la construcción de centros de internamiento para extranjeros son «políticamente preocupantes», porque «se les priva de libertad sólo por el hecho de no tener los documentos en regla». Ella, como tantos otros, afirma que si vienen aquí es porque creen que tienen una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida y prosperar, pero el debate sigue abierto. En cualquier caso, a todos aquellos que sinceramente desean integrarse y vivir dignamente en un nuevo país, debemos hacer un esfuerzo para conocerles, valorar su trabajo y proporcionarles nuestra ayuda, siempre dentro del marco de la legalidad, pero ante todo, de la dignidad. ¿Y por qué? Porque al fin y al cabo, somos ciudadanos del mundo y nuestro proyecto no es otro sino el de fomentar la unidad, vengamos de donde vengamos.



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