El pasado 20 de febrero España batió un nuevo récord en transplantes. La solidaridad lo hace posible
Estamos de enhorabuena. Somos líderes mundiales en trasplantes desde hace 22 años y acabamos de batir otro récord mundial: 45 en 24 horas. ¿Cómo es posible? ¿Qué hay detrás de un trasplante?
Pues hay vida, mucha vida. Y generosidad. Bien lo sabe Luis Martínez, que acaba de cumplir 31 años como trasplantado. Su ángel fue su madre, Luisa, que a sus 84 años está como una rosa. Impresiona verla. Luis me decía: «Verás cómo te sorprendes. ¡Es la prueba de que se puede vivir plenamente con un riñón!». Y no se equivocaba.
El antes y el después de un trasplante
Ahora bien, no puede haber nada más duro para una madre que ver cómo su hijo se va apagando cada día. Y así ocurrió en su caso. Luis tenía 19 años cuando se estropearon sus riñones. Vómitos, mareos, mucho cansancio... Empezó un tratamiento que dos años más tarde, en 1977, le llevó a la diálisis «de entonces». «El desgaste era mayor. Con decir que tras 6 años, de 1,70 pasé a medir 1,62... ¡Se comía los huesos!», cuenta Luis.
Su vida cambia radicalmente, tiene que ir al hospital cuatro días a la semana y estar enganchado cuatro horas a «la lavadora». Hasta que ya es irremediable: o le trasplantan o se muere. Luisa, su madre, tenía claro desde el principio que ella le daría su riñón. «Yo le pedía a Dios que fuera el mío. Pero Luis no quería ni oír hablar de eso». Fueron de Zaragoza a Barcelona para hacer las pruebas y su madre cumplía todos los requisitos: eran compatibles, estaba sana y bien psicológicamente. Para asegurarse de que así era, un comité ético la examinó física y psíquicamente cada quince días durante ocho meses.
¿Tuvo miedo? «¡Nada, yo deseando que llegara! Iba con una ilusión y esperanza... Y si me muero –les decía–, ya sabéis lo que tenéis que hacer», sonríe. El 18 de marzo de 1983, Luisa perdió un riñón y una costilla y ganó un hijo y más vida, porque «no puede haber mayor alegría», asegura. Le queda una cicatriz de 40 cm que hoy sería de 10, ya que la operación se hace por laparoscopia, y en tres días, en casa. Aún así, se recuperó perfectamente y su hijo, Luis, volvió a nacer.
Su historia es excepcional, porque si la vida media de un trasplante es de 15 años, el de Luis ya llega a los 31. La medicina ha avanzado mucho. Si en su época la vida media en hemodiálisis era de 10 años, hoy supera los 22. El 59% de los trasplantes en España son renales.
La ONT, un modelo ejemplar
¿Pero cómo se hace posible todo esto? Junto a la generosidad de quienes donan, encontramos un complejo pero perfectamente orquestado equipo de profesionales. Cada comunidad autónoma cuenta con un coordinador y cada hospital que realiza trasplantes cuenta con un equipo responsable. Una tela de araña perfeccionada durante los 25 años que acaba de cumplir la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
Para Antonio Bernal, trasplantado desde hace 15 años y presidente de la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FNETH), la ONT además de ser un referente mundial, es un ejemplo nacional. «Es el único organismo en el que no se aprecian distinciones entre autonomías. Todos los equipos de coordinación autonómicos han creído en el sistema y trabajan entre todos para que el sistema se mantenga unido», explica.
La secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas, subraya el papel de la donación y el trasplante como factor de cohesión social en todo el país. Según los datos de la ONT, el 22,5% de los órganos se trasplantan en una comunidad distinta de la que procede el donante. «Ninguna comunidad autónoma podría conseguir [por sí sola] los resultados ni cualitativos ni cuantitativos que ahora mismo tiene cada una de ellas», concluye Farjas.
La ONT empieza 2014 con buen pie: celebra su 25 aniversario con un máximo histórico de 4.279 trasplantes en 2013 y aumentos en todas las modalidades de trasplante de órganos, gracias a la generosidad de 1.655 donantes. Rafael Matesanz, su director, explica que «cuando se crea la ONT en 1989, España tenía una tasa de 14,3 donantes por millón de habitantes. En estos 25 años, nuestro país ha logrado triplicar el número de donantes y trasplantes de órganos».
Pero este año también hemos visto el primer intento fallido de compra-venta de órganos en España. Según Antonio Bernal, se ha detectado porque el sistema es muy garantista, pero aún así no puede evitar desconfiar del futuro. «Empiezo a ver demasiados intereses creados en los trasplantes». Luis coincide: «Una persona que necesita un trasplante y está entre la vida y la muerte es capaz de cualquier cosa». Y siempre hay quien se puede aprovechar de esta situación. «Tanto mafias como empresas privadas –añade Antonio–. De hecho, ya hay bancos privados de tejidos en Europa». Para ellos el futuro pasa por la ONT. Si no, el trasplante dejará de ser algo altruista.
La importancia de hacerse donante
¿Sabían que en nuestro cuerpo hay seis órganos que salvan vidas? Riñones, hígado, corazón, pulmones, páncreas e intestinos. ¿Y que hay más de cien piezas o tejidos que mejoran sustancialmente la calidad de vida? Como la médula, el cordón umbilical, los huesos, tendones o córneas. Para Antonio y Luis la clave pasa por que cada vez más personas decidan hacerse donantes. Si hay muerte cerebral 100% garantizada, ese cuerpo inerte puede salvar muchas vidas.
La buena noticia es que cada vez hay menos miedo a ser trasplantado. Para Antonio, «el mejor ejemplo es enseñarse uno mismo. Yo llevo 15 años trasplantado de hígado y estoy en plena actividad, y llevo un ritmo socialmente bastante activo. Los médicos son médicos, pero cuando te lo dice alguien que lo ha pasado, se afronta de manera distinta».
A él le pilló con 40 años y estuvo seis duros meses en lista de espera. ¿Lo peor? «Que te digan que tu vida corre peligro cuando te encuentras en perfecto estado. Y que además, no tenga solución si no encuentras un trasplante», afirma Antonio. Por eso está volcado en el acompañamiento de otros enfermos y la divulgación. Luis también lleva seis años en Alcer Ebro, asociación de pacientes renales de Zaragoza, y da unas 160 charlas al año en institutos de Aragón. Y es que salvar vidas y familias también está en nuestras manos.