El mandamiento de Jesús de amarnos unos a otros está en el centro de la espiritualidad de la unidad. Proponemos algunos fragmentos inéditos hasta ahora de Chiara Lubich sobre este punto.
Aveces, pensando en el empeño por hacer la voluntad de Dios, nos parece tener que reducir nuestra vida sólo a una serie de actos perfectos. Pero no es exactamente así. Sabemos que Jesús había asumido el lugar que tenía la Ley en el Antiguo Testamento. Y ¿cuál es entonces la voluntad de Dios que Jesús manifiesta? ¿Cuál es ahora la Ley? Ésta está sintetizada en el mandamiento nuevo. Y entonces, vivir la voluntad de Dios es vivir sobre todo ese mandato, que hay que poner como base de toda la vida del cristiano. […] Una serie de actos más o menos perfectos es lo que puede ser la vida espiritual de quien no conoce nuestra espiritualidad; para nosotros, que hemos tenido esta gracia, es otra cosa: ciertamente debemos poner en práctica la voluntad de Dios en el presente con todo el corazón, el alma y las fuerzas, pero en el clima del mandamiento nuevo de Jesús, sobre la base del amor recíproco. Esto es lo que quiere Jesús de nosotros. (Diario, 26 de octubre de 1980, pp. 57-58)