En sólo quince años la telefonía móvil ha revolucionado la vida del español medio, pues se ha convertido en un aparato de uso diario, y no sólo para hablar, sino también para enviar y recibir mensajes, correos, consultar internet...
En sólo quince años la telefonía móvil ha revolucionado la vida del español medio, pues se ha convertido en un aparato de uso diario, y no sólo para hablar, sino también para enviar y recibir mensajes, correos, consultar internet, acceder a las redes sociales, comprar, contratar, oír radio, música, etc. Esto me lleva a la cuestión que quisiera tratar en esta ocasión. Es completamente normal que llevemos encima en todo momento unos terminales de una complejidad tecnológica notable y un valor económico apreciable. Salimos por la noche, vamos de excursión, hacemos deporte y vamos a locales públicos siempre con un instrumento que puede valer unos 200 euros. Y me temo que, tras los paraguas, los móviles son el objeto que más nos vamos dejando olvidado por ahí. No conozco estadísticas al respecto, pero probablemente son uno de los objetos estrella en las oficinas de objetos perdidos. Por eso quiero exponer unas pocas medidas de seguridad para evitar ciertos quebraderos de cabeza que nos puede producir nuestro móvil. Como casi siempre, lo primordial es ser organizados desde un principio. Al adquirir una línea de teléfono móvil o un terminal conviene que guardemos la documentación principal del aparato en un sitio donde la podamos localizar fácilmente. A saber: -La factura de compra. En caso de avería o rotura nos permitirá hacer valer la garantía que todo aparato electrónico tiene. Además sirve para recordar la fecha de compra a efectos de los plazos a que nos comprometemos: compromisos de permanencia, mensualidades de pago aplazado del terminal, etc.