No todos somos iguales en la cocina. Para algunos es el espacio donde se “fabrican” los platos necesarios para poder alimentarnos, mientras que para otros es el lugar donde se puede experimentar, relajarse...
No todos somos iguales en la cocina. Para algunos es el espacio donde se “fabrican” los platos necesarios para poder alimentarnos, mientras que para otros es el lugar donde se puede experimentar, relajarse... En definitiva, se debe cubrir una necesidad, pero puede ser una mera obligación o una auténtica creación, llegando en algunos casos a ser verdaderas obras de arte por la combinación de colores, sabores, olores... Teniendo esto presente y sabiendo que la vida corre a nuestro alrededor, pensamos que a través de esta columna podríamos ayudarnos donando unos sus talentos, otros sus consejos prácticos, otros su experiencia, pero siempre bajo un denominador común: en la cocina por amor. Por esto a cada receta la acompaña un pequeño gesto de amor realizado por la persona que la ofrece. Bizcocho (yogurt de limón) No me gusta nada cocinar y, además, prefiero comer cosas crujientes a las blandas. Sin embargo, por amor a mi madre, con más de 90 años y dificultades para tragar, fui capaz de aprender a hacer bizcochos con esta sencilla receta: