El duelo es el conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona con quien se estaba vinculado afectivamente
El duelo es el conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona con quien se estaba vinculado afectivamente. En la mayoría de las culturas se ha asociado a signos externos, como la ropa o el aislamiento, que denotan los cambios internos y externos del sujeto para adaptarse a la nueva realidad. Se lo considera un proceso normal, no una enfermedad psiquiátrica ni una depresión. Su duración es variable y pasa por distintas fases: shock, desorganización, negación, depresión, culpa, ansiedad, ira y finalmente la resolución y aceptación. Se expresa con síntomas emocionales, pero también con otros de la esfera laboral, económica, familiar, espiritual, cultural, social... La intensidad de los síntomas es variable, y generalmente incapacitan durante los primeros días, pero van disminuyendo progresivamente. A veces evoluciona de forma patológica o se asocia a conductas adictivas. Podemos preguntarnos qué papel puede jugar la relación para abordar esta situación. Todos estaremos de acuerdo en afirmar que cada sujeto está en continua relación con otros sujetos, cosas y organismos. Somos una red de relaciones. El sujeto es tal si se relaciona. Gracias a la relación dinámica con los demás nos conocemos a nosotros mismos y a los demás, aprendemos y nos adaptamos a los cambios de nuestro entorno. Por ello, desde la relación podremos alcanzar nuestros objetivos, mejorar y desarrollarnos. El duelo está en nuestra vida. Nos toca a veces en primera persona, otras en familiares, amigos, conocidos o profesionales. ¿Qué podemos hacer desde la relación para abordar el duelo? Hay innumerables posibilidades: 1. Apoyo psicológico. En el duelo hay un intenso sufrimiento y una sensación de soledad y de sentirse desubicado. Muchas personas no tienen con quién compartir su malestar, bien porque su red social se ha deteriorado o porque no quieren preocupar a sus allegados. Por eso es posible que nosotros seamos el único recurso para que el sujeto exprese lo que siente o le preocupa. Expresar los sentimientos tiene un alto valor terapéutico. Y esto se consigue mediante la escucha activa, dando a entender al otro que lo comprendemos. Esto ayuda al sujeto a verse como una persona normal y le ayuda a reestructurarse.