En el marco de la serie de audiencias con representantes de asociaciones y movimientos eclesiales que estaba llevando a cabo, el papa Francisco recibió el pasado 13 de septiembre a la presidenta y al copresidente de los Focolares, María Voce y Giancarlo Faletti. «Una conversación de tono familiar –declaró María Voce en Radio Vaticano al finalizar la audiencia– que nos ha revelado lo importante que es para el Papa que el cristianismo sea comprometido y de comunión. Nos habló, por ejemplo, de cómo había convocado la jornada de ayuno y oración por la paz, convencido de que era Dios quien la quería, habiéndose asesorado previamente con sus colaboradores más cercanos, porque “Dios no le habla sólo al jefe, sino que le habla a la comunidad». «Al papa Francisco –prosigue María Voce– le interesa mucho que se viva el Evangelio, y nos ha animado a seguir avanzando con coraje y alegría, porque con un cristianismo sin alegría no se logra nada. Así que cristianismo comprometido, de comunión y alegre». Esta audiencia permitió informarle al Papa de la presencia y las iniciativas del Movimiento de los Focolares en distintas partes del mundo, poniendo de relieve lo que aporta en cada area geográfica. «El Papa nos dio las gracias por la labor que hace el Movimiento en todo el mundo». De hecho, durante la audiencia se le pudo poner al corriente de las acciones materiales y espirituales que se llevan a cabo en favor de familias y jóvenes de Siria, de las iniciativas de carácter cultural en China, del diálogo interreligioso con budistas, musulmanes y judíos, de la implicación en el proyecto de evangelización «Amazonia» promovido por la conferencia episcopal brasileña, de los testimonios de perdón y reconciliación en varios países de África, de las acciones de fraternidad en muchas ciudades de Occidente y de la interesante iniciativa de la Economía de Comunión. María Voce también le habló de su reciente viaje a Jordania, donde se reunió con representantes de las comunidades de los Focolares de Oriente Próximo y Africa del Norte. Precisamente en Amán, la capital, había vivido junto a personas de otras religiones la jornada de ayuno y oración por la paz del 7 de septiembre. «Se notaba –dice María Voce– la gran apertura del Papa a toda la humanidad y el deseo de abrazarla con esta oración». «Por lo que nos ha dicho –concluye María Voce– se nota que el Papa aprecia a los movimientos. Hablando de una cosa y otra, comentaba qué importante es que haya movimientos apoyando distintas iniciativas. Se ve que el Papa reconoce las capacidad que tienen los movimientos de poner en primer término la radicalidad de la vida evangélica».