Ha cumplido 50 años la ONG fundada por el padre Ángel, «un personaje innovador».
Suena el teléfono y una voz de hombre sereno responde: «¿Sí?». «Padre Ángel, soy Ana Moreno, periodista…». Así comienza una conversación y una inmersión en una vida de lucha y entrega: 50 años al servicio de los demás. Es la historia de la ONG Mensajeros de la Paz, pero esta historia no se entiende sin él.
Les sitúo. Oviedo, principios de los años 60. El padre Ángel es destinado a la Capellanía del Orfanato, poco tiempo después de ser ordenado. Allí conoce el drama de la infancia sin hogar. Siempre había tenido la «vocación especial de estar cerca de los más desfavorecidos. Soñaba con hacer las cosas que hacía Don Bosco y con que un mundo mejor es posible si lo hacemos todos».
Comenzaron entonces los primeros hogares infantiles mixtos, algo muy novedoso e incluso mal visto. «Queríamos que el poco cariño que les quedaba a aquellos huérfanos, el de sus propios hermanos, no se rompiera. Conseguimos que vivieran juntos, pero fue complicado; parecía como si aquello fuera promiscuidad. La sociedad de entonces era más hipócrita que la actual».
Verónica no tiene palabras para agradecer que la acogieran a ella y a sus cinco hermanos cuando sus padres dejaron de hacerse cargo de ellos. «Los servicios sociales llamaron al padre Ángel y nos recogieron. Yo tenía 6 años. Me llevó a un hogar de acogida con todos mis hermanos y en ningún momento nos separó. El Hogar se convirtió en nuestra casa y nunca nos faltó de nada, ni libros ni vestidos ni cariño o escucha las veinticuatro horas del día».