Episodios de la vida menos conocida de Chiara Lubich narrados por su hermano Gino.
Nueva entrega de la serie de entrevistas realizadas entre 1987 y 1991 a Gino Lubich, hermano mayor de Chiara Lubich, fundadora de los Focolares, con la intención de conocer mejor su personalidad humana y espiritual.
–¿Cómo fue tu experiencia en Città Nuova?
– (…) por medio de Città Nuova entablé un contacto más estrecho con los focolarinos, y de este modo maduré poco a poco a fuerza de cometer errores (metía la pata tremendamente), hasta que comenzó a abrirse una brecha. Pero costó lo suyo, sobre todo a uno como yo que me había formado con la mentalidad del partido [comunista]. Fíjate que quien ha estado en el partido es como un cura, que aunque se secularice, sigue siendo cura. Se necesitan años y años para llegar a entender que no se trata de una fe. Tanto más cuanto que la razón fundamental por la que surgió el marxismo, el socialismo, el comunismo, es auténtica: la necesidad de solidaridad. Pero no puedo decir que haya hecho todo ese camino por mí mismo, porque ayudó mucho el ambiente, el hecho de verme a diario con los focolarinos. No es que nadie me echara sermones (se me habrían atragantado enseguida), era su modo de hacer las cosas, su forma de vivir, su honestidad, sus ojos… lo que me dio que pensar. Eso me ayudó a creer en sus intenciones y también, indirectamente, en lo que decían. No fueron las palabras y creo que ni siquiera los escritos; fueron las personas, lo que hacían, lo que sufrían, lo que no decían pero yo veía.