En el contexto de la recién acabada I Muestra Internacional del Cine que Inspira –primera actividad de la nueva Delegación de Cultura de la diócesis de Madrid– se exhibió, en calidad de preestreno, el claustrofóbico filme In Darkness, candidato al Oscar por Polonia el año pasado en la categoría de lengua no inglesa. Tras la cámara, la convincente directora polaca Agnieszka Holland, brillante autora de El tercer milagro (1999), Conspiración para matar a un cura (1988) o Copying Beethoven (2006).
Basada en hechos reales, In Darkness se ambienta en la ciudad de Lvov durante la II Guerra Mundial y afronta con valentía el Holocausto nazi desde otro punto de vista, donde ejerce más bien una función de telón de fondo. De esta manera se aleja del formato narrativo de las vibrantes historias La lista de Schindler (Spielberg, 1993) o El pianista (Roman Polanski, 2002) y se centra en la historia de Leopold Socha (Robert Wieckiewicz), un polaco que trabaja en las alcantarillas y que protegió en ellas a polacos y judíos, enfrentados entre sí de antemano, salvándolos de una muerte segura. Holland entreteje así el eje de la asfixiante historia que bucea con sabiduría entre los misterios del alma humana.
A partir de una puesta en escena clásica, Holland construye una muy buena historia, técnicamente impecable –con filmaciones dentro de alguna alcantarilla real– y muy bien interpretada. No obstante, debe recordarse que es algo dura y no apta para todos los paladares, no sólo por sus 144 minutos de metraje, sino por la crudeza de algunas de sus imágenes. Pero gracias a ese fuerte componente de realismo, Holland pone negro sobre blanco para colocar en su sitio, sin acritud ni partidismos, otro episodio sobre la tiranía hitleriana. Esperamos que llegue pronto a España.