De cara al próximo sínodo de obispos,
que versará sobre la nueva evangelización, unas reflexiones sobre el documento preparatorio.
Octubre de 2012 será un mes importante para la Iglesia universal. Se celebrará la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos de la Iglesia Católica, dedicado al tema de la Nueva Evangelización. Los puntos a tratar, recogidos en un documento (lineamenta), se han trabajado durante meses en distintos ámbitos de la Iglesia, a fin de que la diversidad de culturas en los que la fe cristiana se encarna pueda enriquecer a todos, dando criterios objetivos desde una visión de la realidad social actual. Es el documento al que nos referiremos a lo largo de este artículo. Vera Araújo, brasileña, licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona y en Sociología por la de Florencia, y responsable del diálogo con la cultura contemporánea en el Centro Internacional del Movimiento de los Focolares, nos ofrece algunas pautas para entender mejor este sínodo.
«Como en los primeros tiempos del cristianismo –dice Vera–, también los cristianos de hoy nos encontramos ante grandes cambios y grandes desafíos. Han saltado por los aires los equilibrios y los puntos de referencia. Vivimos aplastados por el presente y en la improvisación. Esto hace más difícil compartir valores sobre los que construir el futuro. Por eso el sínodo toma en consideración a cuantos se han alejado de la Iglesia en los países de antigua tradición cristiana y a quienes les ha sido anunciado el Evangelio en los siglos recientes pero aún no están en condiciones de transformar su vida personal, familiar y social.
»Fue Juan Pablo II –prosigue Vera– quien comenzó a hablar de la necesidad de una nueva evangelización. Dirigiéndose a los obispos latinoamericanos el 9/3/1983, les dijo: “La conmemoración del medio milenio de evangelización tendrá pleno significado si es un compromiso vuestro (…); compromiso no de reevangelización, sino de una nueva evangelización”. El papa Wojtyla siguió explicando este tema que la Iglesia vuelve a lanzar hoy con fuerza. Se trata de un esfuerzo de renovación para estar a la altura de los desafíos que el contexto social y cultural pone a la fe cristiana, a su anuncio y a su testimonio, como consecuencia de grandes cambios. “Se trata de revitalizar el cuerpo de la Iglesia, a todos sus miembros, para que con la fuerza del Espíritu y del Señor Jesús pueda encontrar caminos nuevos capaces de hablar a las culturas de hoy para anunciar el Evangelio” (nº5). No se trata, pues, de una crítica a la evangelización hecha en el pasado, ni de un evangelio distinto. Se trata de anunciarlo con nuevo ardor, nuevos métodos, y nuevas expresiones».
¿Cuáles serán entonces los escenarios de esta evangelización? Y ¿qué aporta el Movimiento de los Focolares a esta nueva evangelización?