Un viaje al primer país europeo en riesgo de bancarrota.
Un país en bancarrota, con una deuda pública tan elevada que es incapaz de hacer frente al pago de los bonos que emite. Un país en donde aumentan los suicidios, especialmente entre los empresarios que han caído en las garras de la usura. Son éstas las noticias que ofrecen los medios a todas horas, como si estuviéramos sintonizando un único programa que va narrando la agonía del país. Mientras, en Atenas la gente está desconcertada e indignada, y la crisis se materializa en cafeterías (kafenion) vacías, tiendas cerradas, despidos, sobres con la paga mermada y, por tanto, plazos y alquileres sin pagar.
«¿Por qué nos han mantenido a oscuras todos estos años?» «¿Por qué los bancos nos han dejado sacar dinero sin preocuparse de las garantías?» «¿Dónde han ido a parar los fondos europeos?» Preguntas como éstas recorren todo el país, y no sólo en la Plaza Syntagma, donde empezaron las protestas de los “indignados” griegos.
Política y economía enfermas