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Redescubriendo al Papa joven

Ana Moreno Marín

«No tengáis miedo», musical sobre la vida de Karol Wojtyla, Juan Pablo II.
Cuenca, 8 y 9 de enero; Tarancón, 19 de febrero; Mota del Cuervo, 20 de marzo; Murcia, 4 de junio. Son sólo algunos de los destinos por los que ha pasado o pasará el musical «No tengáis miedo» sobre la vida de Karol Wojtyla, Juan Pablo II, que será beatificado el 1 de mayo. Componen el grupo que lo pone en escena unas cien personas entre actores, músicos, bailarines, sonido, vestuario, regidores, etc. Se trata de un proyecto que implica a jóvenes de varias parroquias de Cuenca, donde sólo allí lo vieron más de 2.000 personas. Un auténtico éxito. Hablamos con Águeda Lucas, la guionista y letrista de esta obra, que esperamos pueda ser representada en la misma JMJ Madrid 11. –¿Cómo surgió el musical? –Surge por encargo de José Antonio Fernández (sacerdote y director del musical) en octubre de 2009. Me comentó el proyecto, me resultó interesante y acepté. Entonces me da libertad absoluta para darle vida al texto, la escenografía y las canciones y fijamos un plazo aproximado: enero o febrero de 2010. Yo conocía a José Antonio de antes; hemos compartido campamentos y actividades parroquiales y de la diócesis, aunque no somos de la misma parroquia. –Comienza aquí un trabajo de un año en el que estudias la vida de Wojtyla. Y lo que más te llama la atención es su vida previa al papado. ¿Por qué? –Me pareció más interesante, sobre todo de cara a gente que no sabe nada de él. Cuando comencé la selección de temas que me parecían buenos para la historia, intenté huir de la política, todo el tema soviético, porque quería que la gente se fijara en otro tipo de valores. Antes de este musical se habían hecho otros sobre su figura, pero yo quería romper un poco con lo anterior, porque la gente necesita también cambiar. Tras tener el guión, hicimos un casting abierto dirigido a los jóvenes (y no tanto) de la diócesis. Yo pensaba que vendrían los que actuaron en el musical anterior, uno que hicimos sobre la figura de san Julián, pero apareció gente nueva, de más sitios, y fue genial contar con tanta gente. –Sin duda, la vida de Juan Pablo II da para mucho, pero ¿cuál es el mensaje de fondo? –Tiene varios. Quería transmitir una idea de Iglesia joven, que también sabe divertirse, bailar, cantar y disfrutar… Alejar la idea de que la gente de iglesia es sosa o no se divierte. Nosotros sabemos cómo hacerlo y ésta es una gran forma también. Por otro lado, quería expresar valores universales como el poder y la necesidad de la educación, la libertad, el valor de la creatividad, las ideas, el diálogo, la apertura, la convivencia, la no violencia y el espíritu pacificador… Creo que, independientemente de si una persona es cristiana o no, son valores que todos deberíamos compartir. La tolerancia en muchos sentidos, la amistad, el amor, la lucha, la entrega, el sacrificio, la superación. Y bueno, por supuesto, el amor a Dios. –Estamos en la recta final de la JMJ y vosotros sois parte activa en la construcción de la misma; además, optáis a actuar en ella. ¿Cómo estáis viviendo esta preparación? –De momento hemos pasado el primer filtro; ojalá lleguemos a estar en Madrid. Sería genial, una experiencia única, seguro. De momento, muchos de nosotros estamos apuntados como voluntarios, así que si pudiéramos actuar sería fabuloso. La gente está muy motivada e ilusionada y creo que todo el grupo está haciendo fuerza para poder llevar el musical al escenario durante la JMJ entre ensayo y ensayo, trabajos, estudios… mil cosas, porque cada uno tiene su vida. Todos tenemos la mente y el corazón puestos en este verano, con ganas, con entusiasmo, a pesar de que todo esto es duro, lleva mucho trabajo. –Además, dado que pertenecéis a distintas parroquias, vuestra experiencia como grupo y como diócesis llama la atención. ¿Cómo es esa relación entre vosotros? –Estoy acostumbrada a vivir muchas cosas con gente de diferentes parroquias. De hecho, a algunos de mis mejores amigos los he conocido gracias a esta “mezcla inter-parroquial”. No sé, creo que para nosotros es normal. Hay un buen rollo entre parroquias y ahora con el musical se han creado unos vínculos importantes. El trabajo, el esfuerzo y las horas de ensayo unen mucho. Además, después del estreno en Cuenca se creó un aura especial, que fluía más allá del escenario, que incluso unía al público con los actores, un ambiente de familia entre nosotros… Se ha creado una familia, un grupo, algo especial y espero que así siga siendo, que vayamos con el musical a más sitios y esto nos una más a todos. Es una experiencia muy bonita, la verdad, intensa y que no olvidaremos jamás. Eso sí que es ser Iglesia. Muchas gracias, Águeda. ¡Espero veros encima del escenario en la JMJ!



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