logoIntroduzca su email y recibirá un mensaje de recuperación de su contraseña






                    




articulo

SEXOLOGÍA

Lourdes Illán

¡Estrenando sentimientos!
Con el inicio de todos los cambios físicos que se producen en la pubertad, también se dan cambios a nivel psicológico y emocional. Estos sentimientos aparecen en la pubertad, pero realmente cuando cristalizan es en la adolescencia y ya nos acompañarán, con más o menos intensidad, a lo largo de toda nuestra vida. El deseo sexual, en este momento, es un sentimiento muy difuso, muy ligado a la curiosidad por experimentar sensaciones nuevas. Tenemos que pensar que nuestros preadolescentes en una etapa anterior miraban a los amigos y compañeros del otro sexo con indiferencia o incluso con cierto rechazo. En el momento en que las hormonas empiezan a «hacer de las suyas», todo cambia y aparece ese sentimiento que los inquieta, les hace mirar a los miembros del otro sexo con mucha curiosidad y en su cabeza se empiezan a «tejer fantasías»: ¿Qué sentiré cuando…? El deseo sexual no «tiene cara», es decir, no va dirigido a nadie en particular, no tiene un objetivo concreto. Se percibe como inquietud y desazón, algo que «te bulle dentro», como me decía un chaval de 14 años hace un tiempo, y que no sabes muy bien como identificar. Hay un momento en que el deseo sexual se dirige a alguien en particular, hay una persona concreta que despierta el interés y la curiosidad, que está presente en las fantasías y a la que dirige su atención de una forma especial. Se siente a gusto con ella y, si se diera lo necesario, podría comenzar una relación. En esta ocasión ya estamos ante otro sentimiento, ya va dirigido a alguien, ya tiene un objetivo concreto, ya hay alguien que es el objeto de mi deseo; en este momento estamos ante la atracción sexual. Pero este sentimiento tiene una particularidad: se puede sentir atracción sexual por varias personas a la vez. Esto en muchas ocasiones a nuestros adolescentes los descoloca, les hace sentirse muy confusos e inseguros. Algunos se preguntan, y en ocasiones con cierto grado de intranquilidad, si «se puede querer» a varias personas a la vez. Querer, lo que se dice querer, podemos querer a muchas personas a la vez. De hecho, es así en nuestra vida. Somos capaces de amar a muchas personas a la vez. Con el amor pasa algo muy curioso: cuanto más amas, más dilatas el corazón y más ansia de amar sientes. Hay distintos tipos de amor, pero siempre parte de la misma raíz. Pero del amor ya hablaremos en otra ocasión… Cuando un adolescente se hace esta pregunta es porque todavía no se ha enamorado.

Leer más



Política protección de datos
Aviso legal
Mapa de la Web
Política de cookies
@2016 Editorial Ciudad Nueva. Todos los derechos reservados
CONTACTO

DÓNDE ESTAMOS

facebook twitter instagram youtube
OTRAS REVISTAS
Ciutat Nuova