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El diálogo se premia

Javier Rubio

Un premio periodístico al redactor jefe de New City, la edición filipina de nuestra revista.
La Unión Católica Internacional de la Prensa (UCIP) se fundó en 1927 con la intención de agrupar a periodistas, editores y profesores de comunicación. Es un foro al que miles de profesionales acuden en busca de valores. Actualmente la UCIP, cuya sede está en Ginebra, tiene instituidos unos premios internacionales de periodismo, algunas de cuyas categorías son de vieja data, mientras que otras se han ido añadiendo posteriormente. Tal es el caso del “Premio Internacional al Diálogo Interreligioso”, instituido en 2001 para reconocer la aportación de un profesional, de una institución, de un editor o de una publicación en favor de la paz y la convivencia entre miembros de diversas religiones. Evidentemente, pretende estimular el uso de los medios como promotores del diálogo interreligioso. Pues bien, el pasado mes de junio la UCIP anunció los ganadores de la edición 2010 (los premios tienen una secuencia trienal), que serán galardonados en un congreso mundial en Uagadugu (Burkina Faso) del 12 al 19 de septiembre. Son en total cuarenta y tres distinciones por alguna de las ocho categorías: «Excelencia en Periodismo» (entre éstos, el español Juan Ignacio Cortés Carrasbal por su reportaje «El Salvador: memoria liberadora», publicado en Vida Nueva), «Fotoperiodismo», «Diálogo Interreligioso», «Mujer», «Educomunicación», «Solidaridad con los Refugiados», «Premio Tito Brandsma» y «Medalla de Oro». José Aranas, redactor jefe de New City, la edición filipina de nuestra revista, se cuenta entre los premiados por haber dado –según la UCIP– una aportación ejemplar al periodismo. Le ha concedido una mención de honor en la categoría «Diálogo interreligioso», y «el jurado ha llegado a esta decisión considerando por una parte su presentación brillante y ejemplar, y por otra, el mensaje que usted ha querido comunicar a través de su trabajo». Aranas había sometido al criterio del jurado tres artículos. En uno abordaba la relación entre cristianos y personas de otras creencias y la necesidad de un diálogo continuo basado en la comprensión y el respeto; en un segundo artículo presentaba la historia de Najiyyah, una joven maestra musulmana que se esfuerza en vivir la «regla de oro» al relacionarse con sus alumnos cristianos; y un tercer artículo, que firmaba junto con Ravindra Chedda, trataba del sexagésimo aniversario de la muerte de Gandhi. Nacido en 1974 en Makati, área metropolitana de Manila, estudió filosofía y teología, y luego ejerció la docencia en una escuela de religiosas franciscanas. Su veta de periodista la descubrió hace nueve años casi por la necesidad de contar lo que había visto. El Philippine Daily Inquirer, un periódico de tirada nacional, le publicó un artículo sobre la condición de cierta gente pobre. «Estaba convencido –dice– de que hemos de apasionarnos por aquello de lo que escribimos. Me apasioné por la triste condición de estos pobres, desahuciados de su tierra por unos agentes inmobiliarios que construyeron zonas residenciales. Escribí sobre su triste condición porque estaba sinceramente preocupado y por el deseo de defenderlos». Cabe reseñar que su preocupación por los pobres la había encauzado ya dos años antes, cuando junto a otro jóvenes iniciaron el centro social Pagasa. En 2006 un artículo titulado «También los niños ciegos ven la bandera» le valió un premio nacional de periodismo. En aquel entonces trabajaba como director ejecutivo de la asociación de ciegos de Luzón. Sencillamente «narré mi experiencia como docente de niños ciegos en la ciudad de Baguio durante un homenaje a la bandera», comenta. José Aranas reside en Tagaytay, la ciudadela de los Focolares, donde se encuentran las oficinas de New City. Sabe sacarle jugo a sus dotes literarias. Ya ha publicado un libro (Reflexiones y poesías de un corazón exiliado), escribe artículos para las distintas ediciones de Ciudad Nueva y le gusta publicar bajo pseudónimo historias para niños. A propósito de este premio, piensa que los periodistas de ámbito religioso deben ser capaces de entablar un diálogo con personas de otras convicciones y «no reaccionar desmesuradamente cuando ven atacadas su convicciones cristianas». Y añade: «El Papa siempre ha exhortado a los fieles a hacer un anuncio respetuoso y gozoso de su fe, es más, a anunciar las verdades en que creemos, especialmente la caridad cristiana, mediante nuestra vida». A este respecto no puede evitar un recuerdo. En 1995, durante la Jornada Mundial de la Juventud de Manila, participó en un concurso para escribir una carta al Papa: «En aquella carta decía que mi sueño era llegar a ser un escritor cristiano comprometido en compartir mi fe mediante el dialogo interreligioso. Decía que quería hacer una tesis no sólo escribiendo, sino con mi vida». Los artículos de Aranas, como es fácil de entender, siguen esa línea que promueve la unidad y la fraternidad universal, pues ese es el mensaje nuclear de los Focolares. «Estoy en el Movimiento desde hace casi doce años –dice–, y he viajado a distintas partes de Filipinas y del extranjero». Un viajero que escribe historias de esperanza. «En marzo pasado –recuerda– visité el sudeste de Filipinas y percibí muchos motivos de esperanza para la región. En la Misión de Santa Cruz, en Cotabato, es impresionante cómo se atienden las necesidades de los “lumads” (indígenas del lugar) igual que en un centro de la ciudad de Davao. Esa experiencia la presenté en un artículo de New City». Dar esperanza es algo que debería destacar en los medios, piensa José: «Las estimulantes experiencias de unidad, de solidaridad o de fraternidad que he visto son realidades a las que se debería dar mayor relieve». ¿Un consejo para un aspirante a escritor católico? «Que se familiarice con la doctrina social cristiana –dice– y que reflexione sobre la enseñanza genuina de la Iglesia. Y luego, antes de escribir, que le pida ayuda al Espíritu Santo, que es fuente de sabiduría y verdad». También la edición estadounidense, Living City, ha sido premiada. La Asociación de la Prensa Católica, integrada por 275 publicaciones de Estados Unidos y Canadá (una tirada conjunta de casi trece millones de ejemplares), ha concedido a Living City dos premios, gracias a un jurado compuesto por expertos del Instituto de la Prensa Americana. En la categoría de «Mejor Publicación Generalista» obtuvo el tercer lugar. «Una mezcla equilibrada de artículos variados junto a secciones fijas muy útiles hacen de esta revista una publicación especialmente práctica y atractiva», reza la motivación del premio. «Tanto la portada como el interior gozan de un diseño y fotografías frescos». El artículo Circus Sisters (Hermanas del circo), de Martina Hart, obtuvo el tercer premio en la categoría Mejor Artículo. «Un buen periodista puede escribir un artículo fascinante sobre algo de lo que los lectores no tenían conocimiento», dijo un miembro del jurado. «Este artículo hace precisamente eso. ¿Quién no ha querido ser uno de esos que llevan el circo a las ciudades? El único defecto que le encuentro es que es demasiado corto».



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