Según la Organización Mundial de la Salud, el uso racional de los medicamentos requiere que «los pacientes reciban la medicación adecuada a sus necesidades clínicas, en las dosis correspondientes a sus requisitos individuales, durante un periodo de tiempo adecuado y al menor coste posible para ellos y su comunidad». Por ello en este artículo quería hacer algunas reflexiones que favorezcan un cambio de actitud de la población sobre el uso indiscriminado de antibióticos en situaciones no requeridas. Antes de continuar leyendo, piensa si has realizado alguna de las siguientes acciones:
¿Alguna vez has acudido a la farmacia para solicitar un antibiótico? ¿Has tomado el antibiótico que te prescribió el médico durante menos tiempo del que te lo mando o en menos dosis? ¿Te has automedicado con antibióticos? Si eres personal sanitario, ¿has prescrito antibióticos sin estar clara su indicación? ¿Estamos usando los últimos antibióticos que nos has presentado?
Si en alguna de las anteriores situaciones te has contestado que sí, quizás te interese este artículo.
Antes de proseguir hemos de recordar que en el año 1997 España era el segundo país de Europa donde se consumían más antibióticos por cada 100 habitantes. Los antibióticos han sido un gran avance para la humanidad, pues han hecho disminuir enormemente la mortalidad causada por muchas enfermedades, pero a menudo se observa que cada vez son más frecuentes las resistencias bacterianas, que provocan, entre otros efectos, un uso de dosis más elevadas de antibióticos, uso de otros nuevos, mortalidad y sufrimiento para los pacientes y consumo inadecuado de recursos de nuestro sistema sanitario.
