logoIntroduzca su email y recibirá un mensaje de recuperación de su contraseña






                    




articulo

¿Maestros de la antigüedad o guías para el presente?

Eduardo Ortubia

Cirilo, Ambrosio, Agustín, Gregorio Magno… Una riqueza inagotable de pensamiento que también ilumina nuestro tiempo.
Que levanten la mano los que sepan quiénes son. Si fuéramos por ahí haciendo preguntas sobre Gregorio de Nisa, Eusebio de Cesarea, Orígenes, Cirilo de Alejandría o Jerónimo, la primera reacción sería sin duda de confusión, miradas al vacío, dudas… Muy pocos sabrían responder con exactitud y calificarlos según lo que son: Padres de la Iglesia, autores que vivieron entre los siglos II y VII cuya contribución a la formación del pensamiento cristiano fue fundamental. ¿Por qué se les considera tan importantes? Los Padres de la Iglesia fueron protagonistas de una etapa cultural muy fecunda en la que la extraordinaria novedad del cristianismo se injertó en la gran cultura grecorromana y en otras culturas limítrofes. Estos autores, además, alcanzaron a menudo cimas de perfección estilística en el plano literario y de creación de géneros –las Confesiones de San Agustín son un claro ejemplo– que son patrimonio de la literatura universal. ¿Pero qué tienen que decir hoy que sea significativo para nosotros? Aunque vivieron hace mucho tiempo, su época no fue tan distinta de la nuestra. Todavía marcada dramáticamente por las persecuciones en un mundo por evangelizar, la caída del Imperio Romano vio disiparse un sólido sistema de valores y certidumbres, un contexto que nos recuerda el que vivimos actualmente. ¿La mezcla de pueblos, razas, culturas, religiones e idiomas distintos en los que se encontró inmersa la naciente comunidad cristiana no se parece al mundo globalizado de hoy? En aquel delicado contexto histórico, los Padres de la Iglesia fueron defensores incansables de la fe, pero desempeñaron también un papel todavía más crucial, porque supieron elaborar una doctrina que nacía de la vida y no de la especulación abstracta; definieron un nuevo estilo de vida inspirado en el Evangelio que, sin menospreciar al mundo, seguía criterios revolucionarios para aquellos tiempos, como describe magistralmente la Carta a Diogneto: «Los cristianos viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo». No hay que olvidar tampoco que dialogaron con la cultura pagana de su tiempo, se preguntaron sobre las grandes y eternas cuestiones de todos los tiempos –la libertad y la gracia, la relación entre razón y fe, el alma, Dios, el conocimiento– y dieron con ello una aportación decisiva a la formación de la cultura occidental. Conocer a los Padres significa encontrar un punto de referencia sólido para la vida actual, un faro para los valores cristianos y auténticamente humanos. Ésta es la razón por la que durante todo un año Benedicto XVI mismo les dedicó sus catequesis semanales, en las que recordó su vida, sus escritos y su pensamiento y actualizó su figura. En un momento en el que se habla de las raíces culturales de Europa, de sus “padres fundadores” –tema fundamental, ya que tomar conciencia del pasado ofrece indicaciones precisas sobre quiénes somos y quiénes queremos ser– es importante comprender que los Padres de la Iglesia son un punto de referencia sólido e imprescindible en la cultura europea contemporánea. Ellos nos remiten a lo “clásico”, en el sentido de lo que tiene valor más allá de lo contingente, lo que interpela, hace reflexionar, provoca y mueve a los hombres de todos los tiempos y lugares. Clásicos y actuales, extraordinariamente ricos tanto desde el punto de vista existencial como cultural, la riqueza de los Padres de la Iglesia no está agotada. No por nada Ítalo Calvino afirmaba que «no han acabado de decir todavía lo que tenían que decir». ----------------------- La colección “Biblioteca de Patrística” de Ciudad Nueva, dirigida por Marcelo Merino, consta actualmente de 79 volúmenes. Constituye un esfuerzo de recuperación de las tradiciones cristianas, pues ofrece las principales obras de los Padres de la Iglesia, tanto de Oriente como de Occidente (siglos II-VIII). Los textos, traducidos de sus lenguas originales por un seleccionado equipo de traductores y patrólogos, pueden ser muy útiles para cursos universitarios y para la profundización teológica y espiritual. Muchos de ellos han sido traducidos por primera vez al castellano. Cada volumen consta de una amplia introducción, texto traducido, notas e índices.



  SÍGANOS EN LAS REDES SOCIALES
Política protección de datos
Aviso legal
Mapa de la Web
Política de cookies
@2016 Editorial Ciudad Nueva. Todos los derechos reservados
CONTACTO

DÓNDE ESTAMOS

facebook twitter instagram youtube
OTRAS REVISTAS
Ciutat Nuova