«Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los Cielos». (Mt 5, 16)
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La luz se manifiesta en las «buenas obras»; resplandece a través de las obras buenas que realizan los cristianos.
Me dirás: pero no sólo los cristianos llevan a cabo «buenas obras». Otros contribuyen al progreso, construyen casas, promueven la justicia...
Tienes razón. Sin duda, el cristiano hace y debe hacer todo esto, pero su función específica no es ésa. Debe llevar a cabo las buenas obras con un espíritu nuevo, ese espíritu que hace que no sea él quien vive en sí mismo, sino Cristo en él.