«La relación con mi marido es cada vez más difícil y nuestros caminos se van separando. Él, fuera, apreciado por sus colegas y sobre todo las colegas, brillante y sereno. Yo, en casa, con tres niños pequeños, encerrada en mis pensamientos, en especial los celos. No consigo salir de mí. Hemos intentado hablar y él se ha quedado asombrado y ofendido. Pero cuando estoy sola con mis pensamientos, me parece evidente que me traiciona...» Irma
En la vida hay situaciones en las que, además de buena voluntad y demás recursos que tenemos, nos hace falta una ayuda que llegue de fuera. Por tu carta, me parece que estás viviendo uno de esos momentos. A veces basta con una sencilla cura antidepresiva para empezar a ver el final del túnel. No estoy en condiciones de comprender si tu marido te traiciona de veras o si son sólo fantasmas de tu soledad. Sin embargo, quisiera hacer una breve reflexión sobre los celos, que es una patología del amor de pareja y que a menudo alimenta los mecanismos de la separación.
Hoy en día, algunos psicólogos sostienen que la pretensión de ser amados de una forma exclusiva es infantil, ya que todos estamos en condiciones de amar simultáneamente a un número ilimitado de personas, lo que me parece una afirmación inexacta y peligrosa. Es evidente que podemos y debemos amar a todos, pero hay que precisar que cada relación tiene su modo específico de manifestar el amor. No puedo amar al zapatero como amo a un hijo, ni a la colega como a mi mujer... El amor que une en el matrimonio a un hombre y a una mujer tiene sus características exclusivas, y es lógico que si falta alguna de ellas, la relación conyugal sufra.
