¿Es posible dar amor cuando sientes que has recibido muy poco?
G. F.
Siempre se puede dar amor. Es más, no sólo le haces bien a los demás, sino a ti mismo. El amor, ya sea de tipo romántico o de tipo altruista, le da la vuelta a nuestra vida emocional y nos hace felices y optimistas.
Según han demostrado algunas investigaciones neurocientíficas, el amor consigue desactivar determinadas zonas del cerebro que se encargan de elaborar las emociones negativas, como la rabia, la tristeza o la agresividad. Por eso hay individuos deprimidos a los que les va muy bien una terapia que consiste en inhibir estas regiones cerebrales mediante impulsos magnéticos. Sólo que esta terapia, al igual que ocurre con los medicamentos antidepresivos, pueden eliminar los pensamientos negativos, pero no activar los positivos. Para que eso ocurra, lo que hay que hacer es dar amor.
Algo así decían ya los psicólogos norteamericanos en los años sesenta. Uno de ellos, Hugh Missildine, decía que una vez que llegamos a adultos, puede ocurrir que sintamos que no hemos recibido suficiente amor cuando éramos pequeños, ya que la necesidad de amar es normalmente mayor que la capacidad de amar. Y entonces seguimos buscando a alguien que ame de verdad al “niño” que llevamos dentro, pero solemos quedar desilusionados.
Sólo si nos ponemos a amar en primera persona, encontraremos la capacidad para buscar y afirmar nuestras potencialidades para llevar una vida nueva. Y para amar a los demás se requiere poco: una palmadita en la espalda, una caricia, ofrecer afecto y atención, o simplemente hacer lo que consideras que es amor para ti mismo.
En resumen, siempre tenemos posibilidad de amar a los demás y a nosotros mismos. Con ello tendremos paz, alegría y nos sentiremos vivos.