El Dr. Mario Alonso Puig, reconocido médico y cirujano, en una conferencia por intenet propone actitudes adecuadas a los tiempos que corren: «En los momentos más críticos suele salir de nuestro interior algo que nos permite darle la vuelta», afirma. La resignación supone asumir lo que hay sintiéndose impotente para actuar. Puede generar desesperación, nos hace víctimas de la situación y con esa pasividad nuestro organismo empieza a deteriorarse. Por eso Alonso propone «aceptar la situación como si la hubiéramos elegido». Suena paradójico, pues ante el dolor, la dificultad o la incertidumbre lo más común es rebelarse, oponer resistencia, y la consecuencia es que nos debilitamos física, mental y emocionalmente. La aceptación, en cambio, supone relacionarse con la realidad como si la hubieras elegido. El lenguaje juega a favor o en contra: no es lo mismo hablar de confinamiento que de retiro, aunque la realidad sea la misma. Cuando asumimos que hay un valor a descubrir en una determinada situación, el sistema inmunitario se vuelve más agresivo y nuestro ejército natural (las células natural killer) entran en acción y se comen, literalmente, las células malignas.
La parte del cerebro que distingue al ser humano, el área prefrontal, controla las relaciones sociales, presta atención a lo esencial, activa la creatividad y toma las decisiones. Está comprobado que, cuando una persona está muy tensa, esa zona recibe menos sangre y funciona peor. La aceptación, pues, es lo más inteligente: abrazando la situación podremos encontrar algo que compense el dolor y la dificultad.
Imaginemos una balanza en la que un platillo contiene la presión que sentimos (miedo, enfermedad, economía, soledad…). ¿Qué podemos poner en el otro platillo?
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