¿Cuando hay que decirle a un niño que es distinto de los demás? En mi caso, mi condición «especial» me la revelaron una tarde de verano. Tenía entonces ocho años.
Con frecuencia me sentía triste porque me daba cuenta de que era distinto de los demás. El mundo me parecía una película, muy difícil, como si un tiovivo estuviera dando vueltas muy deprisa y no pudiera subirme a él. Luego veía a todos los demás metidos tranquilamente en sus asuntos y yo me sentía perdido.
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