Desde que el obispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio se convirtiera en obispo de Roma y asumiera el nombre de Francisco, en honor a san Francisco de Asís, varios documentales y hasta un largometraje de ficción, protagonizado por el actor argentino Darío Grandinetti, han abordado aspectos de su existencia. Se trata de un papa cuya sonrisa y coherencia le han granjeado la simpatía de millones de personas en el mundo entero. No solo católicos, sino hombres de ciencia, políticos y líderes de otras denominaciones religiosas admiran a Francisco.
A diferencia de otras producciones, incluido el referido largometraje, el documental El papa Francisco, un hombre de palabra no pretendió ser un biopc convencional que abrumara al público con informaciones. Mucho menos ha sido concebido para un espectador católico o cristiano, pues extiende su mensaje desde esos carismáticos primeros planos a otros públicos necesitados de entrar en contacto con Francisco de una manera diáfana e intimista. Si un elemento ha caracterizado su forma de comunicarse con el público es la sencillez de sus palabras al abordar los de temas tan complejos del mundo actual.
Leer más