«Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza» (2 Co 12, 9)
En su segunda carta a la comunidad de Corinto, el apóstol Pablo se mide con unos cuantos que ponen en cuestión la legitimidad de su actividad apostólica. Pero no se defiende enumerando sus méritos y sus logros; al contrario, pone de manifiesto la obra que Dios ha cumplido en él y a través de él.