En este mundo conectado y globalizado en el que todos los días recibimos cientos de mensajes y las distancias entre las personas se acortan realmente gracias a la tecnología, me sigo preguntando si en vivencias particulares de enfermedad de un ser querido en que median grandes distancias, nada reemplazará el estar tú allí en persona para consolar o ayudar a ese familiar. O quizás sí…
Personalmente, he vivido la noticia de un cáncer de un familiar a manera de eco. Mientras que los que están cerca procesan su angustia, miedo y, en algunos momentos, optimismo, el que está lejos lo va sintiendo paulatinamente. Se puede experimentar frustración, aumento de la realidad o minimización del problema, y en resumen, un conjunto de sentimientos negativos agudizados por la lejanía, pero a pesar de todo este panorama real, creo que debe haber algo positivo.
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