Cristina, de 11 años, no tiene reparo en reconocer que «Daniel y yo nos peleamos mucho, seguramente porque siempre queremos las mismas cosas». Daniel, de 7 años, sabe que a su hermana le fastidia que le copie lo que ella está haciendo con el Lego, pero cuando ella se enfada por eso, a él le «entra mucha rabia por dentro».
Terminarán discutiendo y en ocasiones llorando. ¿Les suena esta escena? No es raro que cada uno se vaya por su lado a jugar solo, pero al cabo de un rato se dan cuenta de que «somos más felices si jugamos juntos, es más divertido y además la construcción sale mucho más bonita».
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