La propuesta de MilONGa lleva un año y medio en marcha y está promovida por varios grupos, como New Humanity, Jóvenes por un Mundo Unido y Red Latinoamericana de Organizaciones Sociales, en la que también colaboran Sumá Fraternidad (Argentina) y Sociedade Movimento dos Focolares (Brasil). 

 

Los principales destinos del voluntariado están en ciudades de Sudamérica y Centroamérica, como Asunción (Paraguay), Bahía Blanca (Argentina), Caracas (Venezuela), Ciudad de México, Cochabamba (Bolivia), Fortaleza (Brasil), Montevideo (Uruguay), Recife y São Paulo (Brasil), pero la red ya se ha extendido a otros países fuera de Latinoamérica, como Jordania y Kenia. El objetivo es trasladar el voluntariado a más países, como Filipinas. 

 

Además de impartir la formación necesaria para realizar un voluntariado, la propuesta de MilONGa está enfocada en la experiencia intercultural, en la formación a la fraternidad y de ciudadanos globalizados. Según Virginia Osorio, principal responsable del voluntariado de MilONGa, la importancia de este voluntariado está en la unidad. Por lo tanto, «el programa está desarrollando también módulos de formación a una ciudadanía global, al “hombre-mundo”, capaz de amar la patria del otro como la propia». Entienden que este voluntariado es el inicio y lo califican como un «piloto» de lo que está por llegar.

 

Explican que el enfoque fraterno como experiencia de voluntariado se basa sobre el impacto que desde hace años jóvenes y adultos están generando en distintos ámbitos de desigualdad en los que trabajan, poniendo en funcionamiento una nueva forma de acción social cuya clave es el vínculo fraterno entre los actores. Es también el espíritu de fraternidad el que motiva ir al encuentro de las comunidades en situaciones de vulnerabilidad y realizar con ellas una experiencia de comunión y de diálogo intercultural, y a partir de esta experiencia, encontrar caminos posibles de desarrollo y transformación social. 

 

Facilitado por MilONGa, a lo largo del pasado mes de julio diez jóvenes de Málaga, Logroño y otras ciudades de España ofrecieron su ayuda en la Fundación UNISOL y La Casa de los Niños, ambas en Cochabamba (Bolivia), y dos jóvenes profesores de La Rioja prestaron su colaboración a la Fundación UNIPAR en Asunción (Paraguay).