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PRODUCTIVIDAD - Móviles al cajón

Sebas Revuelta

Hoy en día gracias a los teléfonos inteligentes (smartphones) podemos disfrutar de los beneficios de las millones de aplicaciones que hay en el mercado. 


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Desde aplicaciones de redes sociales (Facebook, Twitter, Linkedin…) hasta aplicaciones para llevar las finanzas personales, las compras, la actividad deportiva y de ocio, pasando por las tal vez más utilizadas aplicaciones de comunicación, como Whatsapp, Telegram, Line… Según un estudio de la plataforma The App Date, los españoles tenemos una media de 24 aplicaciones instaladas en nuestros dispositivos y disfrutamos de las múltiples funcionalidades que estas aplicaciones nos ofrecen. ¿Pero las utilizamos correctamente? ¿En el momento adecuado?
 

Distracciones

Son múltiples las interrupciones que tenemos en el día a día en nuestro entorno laboral. Buena parte de ellas son debidas a nuestros dispositivos móviles. Un mensaje de Whatsapp que comparto con el grupo de mi familia, otro mensaje de mis compañeros del instituto, un aviso de nuevo correo electrónico notificándome del siguiente partido de pádel que tengo que jugar, etc… ¿Son todos mensajes urgentes? Creo que no. Incluso si fueran mensajes de trabajo, tampoco creo que sean lo suficientemente urgentes como para dejar de atender la tarea en la que me encuentro actualmente. Tal vez incluso esta columna te ha llegado por un aviso de una red social y ha interrumpido tu tarea actual.
 

Poner el foco

Una de las claves que determinan el éxito en nuestro trabajo es poner el foco en lo que estamos realizando, y solo en ello. La mente humana no está preparada para hacer varias cosas a la vez, aunque nos empeñemos en ello. Según el experto Daniel Goleman, «la atención es un músculo que se debe entrenar», y así es. De este modo conseguiremos que nuestro producto sea superior a lo que hubiéramos entregado con distracciones.
 

Técnica Pomodoro

Para evitar distracciones debidas a mi móvil, utilizo la técnica Pomodoro, que ya tratamos en esta sección (Ciudad Nueva, octubre 2015), combinada con guardar el móvil en el cajón. Sí, lo escondo, de tal modo que si vibra por una alerta o me llega un mensaje de una red social, evito la tentación de ir a consultarlo. La consulta la hago al terminar el pomodoro. No hay nada urgente que no pueda esperar unos minutos. Para quedarme más tranquilo, lo dejo con el volumen de llamadas alto por si realmente hay una emergencia de la que me tengan que avisar.
 

¿Para cualquier trabajo?

Esta técnica de “castigar” a los móviles en un cajón parece más apropiada si trabajo 8 horas delante de un ordenador en una oficina, pero creo que podría servir para cualquier profesión. Imaginemos un comercial que tenga que estar mucho tiempo fuera de la oficina visitando clientes. Bien, pues cuando llegue a su lugar de trabajo, necesitará un tiempo para actualizar y consolidar la información en su base de datos o bien estudiar nuevas estrategias de ventas, replantear nuevas tarifas para sus productos; todo ello requiere concentración. Incluso los gerentes que estén continuamente recibiendo llamadas podrían avisar a sus colaboradores que de tal hora del día a tal otra no le pasen llamadas; de ese modo podrá centrarse 100% en su tarea actual. Terminé la columna, un pomodoro. Voy a sacar el móvil del cajón…




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