«Venga, me pongo con el informe para el cliente Z. Bueno, antes, cinco minutitos para leer las noticias». Doce minutos más tarde. «Venga, a por el informe. La verdad, me noto espeso; un café, venga». Siete minutos más tarde. «Bueno, venga, al tema. ¡Anda, un correo! ¿Quién será? ¡Ah!, lo de la presentación del evento del mes que viene. A ver qué dice». Seis minutos más tarde. «¡Buah!, le respondo; total, no tardo nada». Trece minutos más tarde. «¡Ostras! El café me ha activado, pero tengo que ir al servicio». Cinco minutos más tarde. «Un whatsapp; mmm, los del paddle; a ver, sí, el jueves puedo». Dos minutos más tarde de repente un compañero te dice: «¿Tienes un minuto?». «Eh, sí, dime». Veintidós minutos más tarde. «Por dónde íbamos...».
Esto podría ser lo que me ocurre cuando no aplico en mi trabajo la técnica pomodoro. ¿Qué es la técnica pomodoro? Un método para administrar el tiempo que ha desarrollado el programador informático italiano Francesco Cirillo y que consta de tres normas muy simples:
1) Dedica a la tarea actual 25 minutos de máxima concentración (25 minutos = 1 pomodoro), sin interrupciones, poniendo el foco y toda tu energía en esa tarea.
2) Después de un pomodoro, haz un descanso de 5 minutos.