logoIntroduzca su email y recibirá un mensaje de recuperación de su contraseña






                    




articulo

Correspondencia




pdf

IInmigración ordenada

Para afrontar el problema de la inmigración no basta con pensar que los inmigrantes son personas como nosotros, sino que además del corazón hay que usar la cabeza. Tampoco se puede eludir la responsabilidad buscando culpables cuando ocurre una tragedia. Hacen falta soluciones políticas, aunque sean imperfectas.

Es evidente que necesitamos a los inmigrantes, porque Europa está envejeciendo, pero de un modo ordenado. No me refiero tanto a limitar el número cuanto a favorecer la llegada de los que mejor se puedan integrar, ya sea por cultura, religión u otras afinidades, con el fin de evitar que se formen guetos.

En este momento, creo que primero están los cristianos sirios e iraquíes, porque huyen de la guerra. Para ellos habría que instituir un consulado europeo en Beirut, por ejemplo, y examinar caso por caso.

Luego están los que se dicen refugiados políticos, porque huyen de una dictadura, como los eritreos, que están obligados a hacer diez años de servicio militar, o los somalíes y sudaneses, que padecen la tiranía de los señores de la guerra. Ahora bien, no podemos dar asilo a todos los jóvenes eritreos, somalíes y sudaneses; más bien habría que ayudarles a que conquisten su propia democracia.

También está lo que podría definirse como emergencia de la calidad de vida, que se da sobre todo en los países subsaharianos, ocasionada por el hecho de que los medios de comunicación les muestran que aquí se vive mejor. En este caso habría que hacer lo que Canadá, que concede el visado solo a los que tienen título universitario. Europa podría financiar escuelas y universidades en esos países, con el fin de que las familias inviertan

su dinero en la formación de sus hijos en lugar de usarlo para que los traficantes de seres humanos hagan negocio.

A. F.

 

 

Una multiforme armonía

Bolivia se caracteriza por su gran diversidad no sólo geográfica (desde el árido altiplano a la frondosa selva amazónica) sino de pueblos (con 37 etnias diferentes), de lenguas (aymara, quechua, guaraní entre las más habladas, aparte del castellano), etc.

Me han parecido de gran luz, además de bellas, las palabras del papa Francisco ante las autoridades políticas, sociales y religiosas de Bolivia en la catedral de La Paz durante su viaje apostólico del pasado mes de julio. Haciendo una transposición a nuestro país, a la situación que estamos viviendo, creo que no nos viene mal subrayar estas palabras de cierta «grandeza» y «altura».

El 8 de julio el Papa afirmaba: «Bolivia transita un momento histórico: la política, el mundo de la cultura, las religiones son parte de este hermoso desafío de la unidad. En esta tierra donde la explotación, la avaricia y múltiples egoísmos y perspectivas sectarias han dado sombra a su historia, hoy puede ser el tiempo de la integración. Y hay que caminar ese camino. Hoy Bolivia puede crear, es capaz de crear con su riqueza, nuevas síntesis culturales. ¡Qué hermosos son los países que superan la desconfianza enfermiza e integran a los diferentes, y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo! ¡Qué lindos cuando están llenos de espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento del otro! Bolivia, en la integración y en su búsqueda de la unidad, está llamada a ser “esa multiforme armonía que atrae” (cf. EG 117), y que atrae en el camino hacia la consolidación de la patria grande!». Un bonito desafío.





  SÍGANOS EN LAS REDES SOCIALES
Política protección de datos
Aviso legal
Mapa de la Web
Política de cookies
@2016 Editorial Ciudad Nueva. Todos los derechos reservados
CONTACTO

DÓNDE ESTAMOS

facebook twitter instagram youtube
OTRAS REVISTAS
Ciutat Nuova