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Otra economía es posible

Mª Teresa Ausín

¿A quién no le preocupan la economía, la crisis, las desigualdades? Todos queremos que cambien las cosas, pero no creemos tener capacidad para hacerlo. Sin embargo, el cambio podría estar más cerca de lo que pensamos.


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A finales de mayo se celebraba en Nairobi (Kenia) una escuela internacional de Economía de Comunión (EdC). 179 jóvenes de todo el mundo participaron con la ilusión de conocer más sobre

este nuevo modelo económico que busca la inclusión de todas las personas, especialmente las más desfavorecidas. ¿Cómo? Contando con los necesitados desde el principio del proceso de producción de la riqueza, no solo en su distribución. Y es que, como bien señala el presidente de la Asociación por una Economía de Comunión en España, Isaías Hernando, «por mucha ayuda que reciba, un pobre no dejará de serlo mientras no tenga un trabajo digno».

Este proyecto, que ya lleva 24 años en marcha, cuenta en España con 25 empresas que aplican esos principios, además de los profesores, trabajadores, estudiantes, etc. que participan en los distintos encuentros que se organizan a nivel nacional o internacional. Isabel Villarraso tiene 18 años y estudia Administración y Dirección de Empresas en Granada. Es una de los tres españoles que participaron en la escuela de Nairobi, y nos cuenta cómo estas empresas, que comparten parte de sus beneficios con los más necesitados, «están basadas en la confianza y en las relaciones con los demás». La EdC es para Isabel la oportunidad de poder conciliar algo que le encanta y a lo que se quiere dedicar, con su estilo de vida y valores personales. «El dar es aquí más importante que el tener. Se pone a la persona en el centro de todo», explica. Su hermana María, estudiante de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, asegura que el encuentro le ha hecho darse cuenta de que la EdC es un tema que nos interesa a todos: «Es un estilo de vida». Esta joven granadina explica que se escucharon testimonios tan fuertes «que solo con saber que existe gente que vive así» se da por satisfecha. Ignacio Alonso, sevillano, fue también a Nairobi. Tiene 23 años y estudia Ingeniería Industrial. Él conoce la EdC desde pequeño por la empresa que montó su padre, pero ahora que está terminando su etapa universitaria, ha comenzado a interesarse más a fondo: «Creo que la EdC responde al estilo de vida laboral que quiero tener en el futuro», asegura. Por su parte, Isaías Hernando defiende el importante papel de los jóvenes a la hora de cambiar la economía: «Los jóvenes responden a ideales grandes y son más sensibles a la idea de cambiar el mundo, y la economía. Pero hay que saber cómo hacerlo». Por eso, Isaías añade la importancia de la formación y la reflexión. Reflexiones como ésta última de Ignacio: «A menudo escuchamos que somos “el futuro” de nuestra sociedad. Animo a todo joven a darse cuenta de que en realidad somos “el presente”. La mayor parte de nuestra vida la pasaremos trabajando, y está en nuestras manos hacer de nuestra vida laboral un testimonio de entrega a los demás».





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