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LIBROS

Reseñas de David Luque y Daniel Barcala

«LA GRAN DICTADURA. Anatomía del relativismo» / «EUCARISTÍA. Plenitud de vida»
«LA GRAN DICTADURA. Anatomía del relativismo». José María Barrio. Ed. RIALP, Madrid 2011, 187 páginas. Bastaría decir que este libro está escrito por alguien de quien la hispanista sobre temas de educación, Inger Enkvist, ha llegado a decir que escribe la pedagogía más interesante de España, y me atrevería a añadir, con conocimiento de causa, que también de Europa. José María Barrio, uno de los últimos discípulos del genial filósofo Antonio Millán Puelles –como Leonardo Polo, formó una de las escuelas filosóficas españolas más interesantes que se recuerdan en las últimas décadas– nos presenta un libro que no dejará indiferente a nadie. La provocación y la realidad hacen acto de presencia desde la portada. Esa gran dictadura de la que trata el libro aparece simbolizada con dos elementos hasta cierto punto agresivos para la línea editorial a la que nos tiene acostumbrados Rialp, pero demuestran la enorme confianza depositada en el autor: un alambre de espinos, que equipara la opresión del relativismo con la de los campos de concentración, y un ave posada distraídamente sobre el alambre, que simboliza sin duda el valor de la libertad. Este libro contrae una deuda con las tesis que Benedicto XVI defiende desde la Cátedra de Pedro, cuyo núcleo central es lo que el Papa alemán denomina «dictadura del relativismo». Esta dictadura, en la que se profundiza a medida que avanza la lectura, sostiene que, dado que en nombre de la verdad se han cometido innumerables tropelías, se ha ido asentando cierto recelo contra quienes actúan con convicción en algo y, como consecuencia de esa desconfianza, se ha extendido el pensamiento único del relativismo. Para José María Barrio, la seña característica de esta corriente de pensamiento es «el desprecio de la verdad», que inexorablemente conduce al error intrínseco del relativismo, pues se presenta como totalitario y, por ende, como verdad, cuando en realidad la desprecia. Y ahí está el error: se desprecia a sí mismo. El libro constituirá una referencia básica para comprender el contexto cultural y filosófico de la sociedad actual y ayudará al lector no sólo a entrever los orígenes de los peligros que acechan a la verdad, sino también a asentar las bases para un diálogo fructífero con otras culturas. Su éxito, sostiene el autor, depende de la posibilidad de poder discutir sobre temas controvertidos en libertad, lo cual, teniendo como referencias los conceptos de «amistad política» de Aristóteles y de «civilización del amor» de Juan Pablo II, debería suponer una conversación significativa que va más allá de la discusión sobre datos empíricos y cuyo fin no debería ser otro que el de profundizar en lo que de más humano hay en el hombre. En suma, concluye Barrio Maestre, «el diálogo (...) implica discernir lo más humano de cada cultura. La posibilidad de trascender los culturalismos particulares depende de que pueda atribuirse una significación real al término “humanidad”» (p. 80). David Luque «EUCARISTÍA. Plenitud de vida». Ángel Moreno, de Buenafuente. Ed. Narcea, Madrid 2011, 157 páginas. Ensayo reflexivo sobre el valor y trascendencia de la Eucaristía en la vida del cristiano de a pie, cotidiano, habitual. Una reflexión sobre la eucarística ante la cual una parte de la cristiandad podría decir: «Yo no necesito mucha reflexión sobre la Eucaristía, pues la vivencia directa de la misma me basta y me enriquece». Nadie puede negar el enriquecimiento vital de tantos cristianos sin formación teológica, que muestran una espiritualidad ejemplar alimentada por el contacto sacramental. Otros cristianos, no menos normales, dirían: «Es imprescindible reflexionar sobre la Eucaristía para acceder a una vivencia intensa de la misma», y podrían aportar el testimonio de cómo una profunda reflexión sobre el sacramento dio más fondo a su vida de fe y mayor conciencia a su compromiso eucarístico. ¿Quién tiene razón? Ambos, porque la vivencia de la Eucaristía no se verá perjudicada, sino seguramente enriquecida, por una reflexión personal (es decir, que alcance todos los planos de la persona: relacional, psicológico, social...), de forma que nos haga expandirnos en todos esos planos de lo humano por la eficacia sacramental. Así “reflexión” no se aparta de la vida, sino que orienta hacia una mayor intensidad vivencial y se torna especialmente válida al servicio de la vivencia, por la vía de una aproximación personal al sacramento, no degradándose en elucubración teológico-intelectual. El autor se compromete en hacer comprender que el que se acerca a la Eucaristía no sólo alcanza la presencia de Cristo, no sólo “contacta” originariamente con Él, sino que, además, se interna en la realización de una forma de vida: la propia identidad personal en el contexto de la plenitud que le da su Señor. Ángel Moreno es sacerdote, capellán del Monasterio cisterciense de Buenafuente del Sistal (Guadalajara) y párroco de los pueblos de la zona. Especializado en Teología de la Vida Espiritual, tiene sobrada vivencia en estos temas, lo que le habilita para guiar en los mismos y orientar en la experiencia contemplativa. Daniel Barcala



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